
Hace más o menos un par de añitos un amigo con el que trabajaba me comentó que tenia APADRINADO a una perrita. A mi me hizo mucha gracia eso de tener apadrinado a un animal, y le pregunté haber en que consistía.
Me dijo que había una protectora en Bilbao donde tenían perros y gatos. Cómo toda la gente no puede llevarse a los animales a casa (adopción), dan opción a ir allí de vez en cuando y sacarlos a pasear (apadrinación).
No tardé en pasarme por allí a hacer una visita. Y mucho menos en romper a llorar. Cuanto animalito, que pena, me los habría llevado a todos para casa.
Allí había unos chicos muy majos que cuidaban de todos las mascotas. Las pobres habían sufrido mucho porque casi todos estaban enfermos y habían sufrido agresiones.
De repente vi a la perrita, me llamó la atención, pero era muy complicado elegir a un solo animal. Al final me decidí. Cogí a una husky, tenía 4 añitos. A la pobre la habían avandonado a punto de parir y no sin antes darle unos buenos palos. Parió en Artxanda y llevaba mucho tiempo allí. Se asustaba muy fácilmente, pero parecía obediente.
Cogí a la perrita y lo primero que hice fué darle un buen baño. Bueno, más bien nos lo dimos las dos jeje. Tenía unas garrapatas como abas y estaba flaquísima (y eso que les dan bien de comer). Cuando ya estuvo limpita la subí al coche y nos fuimos de paseo.

La pobre se cansó en seguida y las patitas se le pusieron coloradas. Era mucho tiempo el que llevaba encerrada, pero no veais lo bien que la sentó. Aunque seguía desconfiada, en su mirada se podía ver lo agradecida que estaba. Cuando llegó la hora de dejarla otra vez allí casi se me cae el alma a los pies... La perra no quería entrar y al meterla en la jaula no paraba de llorar.
Directamente fuí al max center a una tienda de animales. Le compré vitaminas, champus, unos cuenquitos y correa. Menuda le iba a preparar jeje
Al día siguiente volví a Artxanda, la pegué otro buen baño y la metí en el coche. Nos ibamos a pasar un par de semanas al pueblo. Pasamos unos dias estupendos por allí. Todos los días salíamos a correr y a andar por el monte. Los primeros días se me tumbaba por las cunetas pero los últimos la cabrona no hacía más que mirar para atrás como diciendo: ¡QUE, VIENES O QUE TE PASA!

Se terminaron las vacaciones. En esos dias y a pesar de las caminatas cogió mucho peso y con tanto baño y cepillado quitó todos los bichos y le empezó a salir un pelo precioso.
La monté en el coche y tiramos para la perrera. Cuando vió aquello no se quería salir del coche. Pero después de unos empujones la conseguí meter.
Al de un par de días volví a por ella. Parecía otra, que saltos daba al verme, que ladridos. A partir de éste día ibamos a andar todas las mañanas unas 3 horitas... Hasta que un día me llaman de la perrera y me dan una buena noticia para la perrita. Estaba tan bonita con su pelo, sus ojazos y lo buena que era que la querían adorptar.
No tardaron ni dos dias en hacer todos los papeleos. Fué durísimo para mi, pero sabía que era lo mejor para ella. Yo no podia llevarla a casa, y ella con una familia iba a estar mejor.
La despedida fué horrorosa, cuando la metían en la furgoneta lloró mucho, sobre todo al ver que yo me quedaba al margen. Cuando se alejaba veía como saltaba dentro del coche, parecía que se estaba volviendo loca. Os juro que pocos ratos peores he pasado en mi vida. Pasé unas semanas que parecía un zombie. Y hoy es el día que cuando me acuerdo de ella se me caen las lágrimas.

Después que se fuera la furgoneta el veterinario me ofreció la opción de apadrinar a otro perro. Así lo hice, cogí un Alaska Malamute, macho, pero no duré mucho con el. Era un buen perro, y aunque era un poco arrogante pronto me empezó a respetar, pero no era lo mismo. No le estaba dando lo mismo al animal. Le limpiaba, le daba de comer, le cuidaba igual, pero mis sentimientos no eran los mismos. Yo estaba como a la defensiva, no le quería coger cariño y eso no se lo merecía el animal. Decidí dejar de ir por un tiempo. Pando, el Malamute, no se merecía eso. Preferí recuperar un poco fuerzas.

Luego por asuntos de trabajo y estudios no he podido volver por allí, no me queda tiempo. Pero siempre me acuerdo de todos los animalillos.
Chicos, si teneis una protectora cerca animaros. Hay muchas formas de ayudar a estos animales: con dinero, apadrinando o adoptando.
¡ECHARLES UNA MANO!