Estoy tan emocionada que no se ni por donde empezar… Bueno, allá voy. Todo empieza el domingo a las 5.30 am. Frances y yo compartíamos habitación en un hotel de Irún. Allí dormían también Luis, Sergio e Iñaki.
Nos despertamos para desayunar y preparar tranquilamente las cosas. A las 6.15 bajamos a seguir desayunando a un parquecillo con la compañía de los chicos. Por cierto, curiosas sirenas había allí…

Desayunamos todos legañosos y sobre las 7am salimos hacia Bera. Al llegar allí montamos las bicis, llenamos bidones, meadita del miedo y a la salida. Supuestamente salíamos a las 8.30, pero por problemas de tráfico (algún participante se quedó atrapado en algún atasco), se retrasó 15minutos. No nos aburrimos mucho porque estábamos entre amigos. Había mucha gente conocida por allí…
A las 8.45 dieron la salida. Me puse un pelín nerviosa al oír los pitidos de los chips. Decidí ir calentando hasta el kilómetro 30 y después ir a muerte hasta el final.
Sergio estaba muy pendiente de mi y yo no me despegué ni un momento de su rueda. Empezó la subida y empezó mi sufrimiento. No se que me pasa que mis primeras pedaladas son horrorosas, parece que es la primera vez que cojo la bici. Las piernas están acartonadas y no encuentro postura. Intento no ponerme nerviosa porque se que como mucho estaré así hasta el kilómetro 40. Así fue, el Alto de Belate me puso a tono.
Mucha gente me pasó en éste puerto, yo iba con un puntillo alegre. El polar no me funcionaba, no marcaba bien las pulsaciones, porque no creo que fuese a 80… Tampoco me importó mucho, todos los triatlones los he corrido sin el y ya me voy conociendo un poquito…
El sol ya iba calentando un y al llegar arriba yo ya estaba sin agua. Sergio me cogió el bidón y paró en el avituallamiento. Yo seguí rodando a mi ritmo y me pilló unos kilómetros más adelante. Me trajo el agua y algo de comida.
Seguimos trabajando a un ritmo bastante durillo. Las sensaciones de mis piernas eran alucinantes, ahora si, me sentía fuerte.
Pronto llegamos al siguiente puerto,el Alto de Eguzkue. No puedo contaros mucho de él porque si os digo la verdad aquí sólo veía el culo de Sergio… Mi vista no daba para más. Iba con la lengua entre los radios y a todo lo que daba.
Por un momento me entró el miedo, ¿no estaré apretando demasiado? ¡Joer que quedan más de 100km!
No paraba de comer y beber, cada poquito bebía y comía algo. Intentaba no pensar en lo que me quedaba, ni en el dolor de piernas que tenía. Recordé otros momentos de la temporada (la ventisca de Lunada, el día de Buelna…) y pensé: ¡si he podido con eso ahora aguanto como sea!
En las subidas tenía la impresión de no ir bien. Los chicos que tenía a mi alrededor subían más que yo y me iba quedando… Sergio me ayudaba mucho con sus ánimos.
Poco a poco iban pasando los kilómetros. El siguiente puerto fue Arteseaga. Quisiera contaros algo de el, pero aquí también iba mirando sólo por un ojo (cuando voy fuerte voy con la cabeza torcida, como Mancebo) jeje Se que me costó bastante subirle y que al final llegué un poco tocada del glúteo derecho. En el llano me fui haciendo un poco de masaje y conseguí soltarlo un poco, pero eso me impidió comer bien. El calor aquí fue infernal y no fue a menos en Belate.

La segunda vez que subimos Belate sufrí la crisis más dura de la ruta. Sergio pensaba que me retiraba. Por un momento cambié de modalidad y cambié el ciclismo por el TAICHÍ-BIKE. Me quedé totalmente clavada, con la sensación de llevar enganchada a la tija la bola y cadenas de un fantasma. Aflojé más aún y bebí y comí en abundancia…
Me vine un poco abajo porque tenía a una chica a menos de 2minutos y con ésta crisis pensaba que ya me cogía. Me habían dicho que iba segunda chica y tenía la ilusión de poder mantenerlo.
De ésta me costó mucho recuperarme. En los llanos iba muy bien, pero en las subidas me iba quedando. Tardé como 40minutos en salir de ésta, pero salí, yo no pensaba dejar de pedalear, me daban igual los dolores. EL DOLOR ES SÓLO UNA SENSACIÓN.
El último puerto lo subí muy emocionada, Orokieta. Veía que había superado una crisis súper gorda, que no me había rendido, que tenía cuerpo para seguir arreando, y lo más importante, que Sergio estaba ahí dándolo todo. El principio del puerto era muy llevadero, pero el final fue durísimo. El sol apretaba mucho (43graditos) y esas rampas del 9% parecían no acabar nunca.
Volví al TAICHI-BIKE. Levanté la vista y vi a Sergio ahí, animándome emocionado, diciéndome lo bien que lo estaba haciendo… Se estaba dejando el pellejo por mi, estaba echando el resto en todos los llanos, peleándose contra el viento, tirando de grandes pelotones sin recibir ayuda alguna, poniendo un ritmo infernal para hacer que yo hiciese un buen tiempo (rompió pelotones el solito y con mucho viento en contra), adelantándose para cogerme comida y agua en los avituallamientos, haciendo monólogos en todas las subidas para que yo no me viniese abajo… Me sentí tan afortunada que no pude evitar llorar. Coroné entre lágrimas.
Emocionada empecé el supuesto descenso hacia Bera. Todavía no me había cogido ninguna fémina y eso me daba esperanzas. Me veía con fuerzas para tirar en el llano. Allí menos cuestas abajo había de todo. Faltaban 46km y se hicieron larguísimos.

Aquí fue donde más pegó el viento. Sergio se dejó los cuernos tirando solo del grupo. Pronto enlazamos con otro grupo y se pusieron a dar unos relevos. Yo iba ahí con el cuello estirado. Íbamos muy justos para bajar de las 7 horas y nos seguían de cerca las chicas (o eso pensaba yo). El oro estaba ya asegurado, pero todavía nos faltaba una sorpresa.
De repente vemos un semáforo en rojo, un guardia y ciclistas parados. ¡Nos hacen parar! Yo estaba atacada de los nervios… ¡que voy segunda y vienen justo aquí, déjame seguir por dios! Nos retuvieron allí casi dos minutos. Yo no dejaba de mirar para atrás, como llegue alguna y me coja me da algo….
Se pone el semáforo en verde y unos chicos se ofrecieron a hacer de gregarios y tirar fuerte. Al de 2km otro semáforo en rojo, ¡no me lo podía creer! Los chicos gritaron al guardia que no parábamos y así fue, en el segundo no paramos.
Tiramos fuerte hasta meta y justo a la entrada del pueblo me dejaron entrar a mi primera. Fue un gesto precioso, gracias chicos. De todas formas, mi ilusión era entrar en meta con Sergio, así que… le pegué un grito y se acercó.
Al cruzar meta un montón de emociones recorrían mi cuerpo. Sergio y yo nos abrazamos con una alegría inmensa. Habíamos bajado de 7 horas, ¡un tiempazo, 27km/h de media en un perfil así es una pasada!
En seguida fui a preguntar a las de la organización: ¿Cuántas chicas han pasado? Me contestaron que dos, que llegaron dos al sprint 20minutos antes que yo. ¡Así que yo era tercera!
Marché toda emocionada a la ducha, en media hora era la entrega de trofeos…
Llego al poli, voy a por el diploma y pone que soy segunda en mi categoría, ¡otro alegrón!
Yo estaba que no entraba en mi misma… cuando de repente empieza a sonar la megafonía. Empiezan con los premios y veo que en la general había quedado cuarta fémina, ¡genial! Las dos primeras sólo me sacaron 20minutos y la tercera 8 minutos.
Bueno, voy al grano. La cosa, que empiezan a dar los premios por categorías y escucho: PRIMERA CLASIFICADA EN CATEGORÍA DE FEMINAS DE 18 A 35 AÑOS: JESSICA RODRIGUEZ!

¡No me lo podía creer, primera en mi categoría! Fui toda emocionada a darle los dos besos a Miguel Indurain. Estaba emocionadísima, pero todavía no era consciente de lo que había hecho, es más, creo que todavía no lo estoy…
Sólo se una cosa, que sin la ayuda de Sergio éste sueño no se hubiese cumplido. Gracias, nunca olvidaré éste día.